La hiperhidrosis es una patología que afecta al 1% de la población mundial y que en muchos casos, quienes la padecen, no saben que en la actualidad pueden ver solucionada esta afección mediante una simple cirugía.
Una mercedaria, que desde niña sufrió esta situación, logró hace algunos años ser intervenida y quiso compartir con los lectores de Crónicas la experiencia que le tocó vivir y que muchas veces la dejó marginada de muchas actividades.
La hiperhidrosis consiste en un exceso de sudoración que afecta las zonas del cuerpo como manos, axilas, cara y pies y las causas por las que la padecen algunas personas, se desconoce.
Se dice que la falla se ubica en el sistema nervioso simpático que funciona independientemente de la voluntad y que regula, por ejemplo, la sudoración y la frecuencia cardíaca.
Cuando se habla de la enfermedad se usan términos como “mojado” o “empapado” y los pacientes no pueden manejar por ejemplo computadoras y documentos y en algunos casos, dejan pequeños charcos en el piso.
Andrea Ibarra, señaló a Crónicas que “desde que yo tengo uso de razón siempre me transpiraron las manos y los pies, generándome incomodidad al punto tal que al caer el agua desde mis manos, se producían pequeños charcos. Desde niña fui tratada y me indicaron Plidex, lo que me provocaba mucho sueño y no disminuía la sudoración.
En varias oportunidades se me dijo que era nervioso, que debía acostumbrarme a vivir con ello y esto determinaba que mi calzado fuera especial y de cuero.
En la escuela los compañeros no entendían lo que me ocurría y les costaba darme la mano, porque siempre estaba con ella empapada, debía estar permanentemente con un pañuelo. Esto también me generaba inconvenientes al escribir con una birome, al borrar alguna hoja y como estudié para maestra, también tenía inconvenientes cuando escribía con la tiza en el pizarrón.
Viví realmente situaciones muy incómodas y en mi caso esta sudoración no producía olor pero, te lleva a vivir momentos que no son gratos porque la gente no entiende lo que realmente nos sucede.
Siempre traté de buscar una solución, hasta que en octubre de 2007 en un medio de prensa de tiraje nacional, apareció una nota donde se hablaba de que esta patología tiene solución mediante una sencilla intervención.
Desde hace algunos años en Uruguay esto se corrige por medio de esa intervención que antes estaba dentro de las cirugías estéticas, pero hoy la hiperhidrosis, es una enfermedad.
Con el artículo en mano, comencé un periplo médico que me llevó en primera instancia a un facultativo de medicina general, este me derivó a un cirujano y allí seguí explicando una situación que no es común que los médicos la tengan y este finalmente me envió al médico de tórax el Dr. Guillermo Carriquiry, quien me operó en un centro de salud de la capital del país.
Cuando llegué a él me comentó que ya habían sido intervenidos varios pacientes y mediante una anestesia general fui intervenida y mi calidad de vida realmente cambió.
Las manos dejaron de transpirarme y en los pies me quedó algo leve, que es totalmente manejable. Entendí que era importante compartir esta experiencia, ya que puede haber muchas personas que están pasando por una situación de este tipo y no sepan realmente qué hacer”.